Nueva conexión Wifi

wifi-en-CubaUna nueva área de conexión Wifi quedó instalada como parte del proceso de informatización de la sociedad en Nueva Paz. Este servicio está ubicado en calle 14, e/ 19 y 21 de la cabecera municipal.

La inauguración estuvo amenizada por Los Sanqueros del círculo de interés Génesis, ubicado en la escuela primaria José Martí, quienes le ofrecieron colorido y alegría a los presentes.

nauta-wifiCarmen Rosa Sierra Alta Valera, presidenta del Asamblea Municipal, Berni Aguilar Curbelo jefe del Centro de Telecomunicaciones y otros directivos en el territorio presidieron el encuentro. Dicho Centro recibió recientemente un Reconocimiento por los resultados en la atención a nuestra población.

Por Ania Canio

Chanchito Pereira: Poeta, hasta dormido

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El narrador, historiador, investigador y poeta, Arturo Cabrera Calvo (Nueva Paz, 1953) en su libro Chanchito Pereira: un hombre entre diez versos, se encargó de recopilar parte de la obra de este destacado poeta-repentista que vivirá eternamente en el corazón del pueblo. Gracias Arturo.
¿Cómo olvidar a Chanchito? Francisco Pereira Núñez, Chancho Chanchito o Pancho, nació el 29 de junio de 1947 en el poblado de Los Palos, Nueva Paz. Amante de la improvisación desde muy joven, creció y se formó entre versos y canturías. Con un impresionante talento para el repentismo, alcanzó el más alto peldaño de la décima en Cuba. Su arte traspasó nuestras fronteras y se hizo sentir en otras tierras con una calidad extraordinaria.
El 14 de enero de 1999 la noticia de su muerte llegada desde El Mamey, donde vivía en San Nicolás, nos sorprendió a todos. Las décimas dedicadas al insigne poeta en su sepelio, y más de un centenar cantadas o escritas por él, conforman una antología titulada Desde la voz del viento.
Francisco Pereira tuvo la dicha de compartir con grandes figuras como Naborí (quien lo apreció desde muy pequeño), Riverón, Omar Mirabal, Jesusito Rodríguez, Ernesto Ramírez, Pablo León, Tomasita Quiala, Nieves Romero, Fernando y Tuto García, entre otros. Al decir de un admirador: “Pancho era poeta hasta dormido”.
Fue alumno y profesor, pero sobre todo un ser humilde, sencillo y humano. Había que pensar para compartir una controversia. “La altura no le dio mareos de grandeza, a pesar de que todos sabemos que era grande y él lo sabía también”, señaló un coterráneo.
Recordando al poeta
Los que admiramos la improvisación en Mayabeque, su cuna, como en toda Cuba y buena parte del mundo, lo recordamos en textos, grabaciones, imágenes y encuentros, porque vive en la memoria popular. Sus versos y sonetos están presentes entre nosotros.
Pereira integró una delegación que viajó a Islas Canarias, donde un lugareño con marcada intención contrarrevolucionaria, le puso un pié forzado para tratar de manchar la imagen del Comandante en Jefe; sin embargo con su inteligencia y lealtad, usó la espinela para resaltar las virtudes de Cuba y la posición de nuestro Líder ante el yanqui prepotente. Su fidelidad estuvo probada siempre. A Mayabeque le queda una deuda póstuma por saldar con este exponente del repentismo.
Los buenos poetas y sus obras no se olvidan, aunque merezcan mucho más de lo que reciben en vida o después de ella. En una controversia entre Omar Mirabal y Renito Fuentes, este último le preguntaba a su colega cómo quería que lo recordaran al dejar de existir, y expresó:
Yo en esta ingrata carrera/ no quiero tener más gloria/ que vivir en la memoria/ del pueblo, cuando me muera. / No quisiera, no quisiera/ morir y ser olvidado/, como Chancho que ha dejado/ diez joyas en cada oído/ y con monedas de olvido/ y silencio le han pagado.
Al instante respondió Renito: A Chancho nadie lo nombra/ fuera de la canturía/ desde que vive en la fría/ comunidad de la sombra/. No le ponen una alfombra/ para que el recuerdo pase/ yo me pregunto, ¿qué clase/ de admiración era aquella/, que hoy nadie le da una estrella/ cuando más falta le hace?
De nuevo interviene Omar, generaliza y sentencia: Ese olvido general/ que ahora cae sobre Chanchito/ ya cayó sobre Angelito/ Justo, Pedro y Marichal. Lo recibieron igual/ Riverón y Ficho Guía/, Patricio y José María/ y están en el mismo bando/ Inda, Medero, Fernando/ y Manolito García. Valdría la pena reflexionar sobre estos planteamientos.
Un privilegio
Tuve el privilegio de conocer a Chanchito desde que daba sus primeros pasos en el difícil arte de improvisar, hasta los últimos días de su existencia.
Era sencillo y con una inteligencia natural. Reconocido como artista y patriota, como padre, esposo, compañero y amigo… un hombre de carne y hueso, con más virtudes que defectos. Así lo recuerdan el pueblo, sus compañeros y la familia. Sus cualidades son destacadas por los mejores decimistas y admiradores en todas partes.
Hace unos días se hablaba de la hipocresía y salió a relucir una décima suya, que me aprendí: Hipócrita, a mi entender/ es el gato sin entraña/ que al menor descuido araña/ al que le da de comer/. Cierra, por no agradecer/ los ojos al pie del plato/ pero en este mundo ingrato/ donde impera la traición/, hay muchos hombres que son/ más hipócritas que el gato. Y así sucede con diversas espinelas, no solo de él, también de otros se mantienen en la memoria popular. Hay mucha sabiduría y enseñanzas en las obras de los poetas.
La cuna se fortalece
Hoy la provincia se empeña en reconocer en toda su magnitud el valor de la décima cubana. En las Escaleras de Jaruco, los terceros sábados de cada mes, está creado el espacio Cantándole a Mayabeque. El periódico mantiene una sección para divulgar las mejores décimas que fortalecen la identidad; y hace más nueve años, desde las páginas de el habanero y ahora de Mayabeque, estos artistas, profesionales o aficionados, reclaman con fuerza el regreso de nuestros Cinco compatriotas.
La Casa de la Décima se inauguró en el territorio, y la Dirección de Cultura, la Uneac y la AHS fortalecen el futuro de este importante acto de creación; existen talleres infantiles de repentismo en 10 municipios y un Festival competitivo Francisco Riverón, en Güines, buscando la continuidad del género. Todo lo que hagamos es poco, merece mucho más.
Décimas de Francisco Pereira
Nuestra cultura que emana
como vino de una copa,
es una planta de Europa
con su raíz africana.
Es vareliana y martiana
la connotación que exhibe,
y en la cuenca del Caribe
para nuestro orgullo, Cuba,
traduce en lengua yoruba
lo que en español se escribe.

Mi verso viene de allí
del surco y el camellón,
como una continuación
de Angelito y Naborí.
De Pablo León bebí
sus licores tropicales,
esas noches musicales
que si el laúd lo provoca,
se le asoman por la boca
los mogotes de Viñales.

Mujer cubana, mitad
Leonor y mitad Mariana,
se dice mujer cubana
y se entiende libertad.
Raíces de dignidad
te crecieron en la guerra,
¡y qué pan comió tu tierra¡
cuando Lidia Doce un día
cambió su panadería
por los hornos de la Sierra.

Amor puro el que mi vieja
siente por el padre mío,
que hasta en el sepulcro frío
de darle besos no deja.
El creyón no le empareja
los cráteres del pellejo,
y en guerra con el espejo
para saberse distinta,
con dos lágrimas se pinta
frente al retrato del viejo.

Mira si yo soy motivo
de luz en la canturía,
que muriendo, todavía
alumbro todo lo vivo.
No hay sarcófago ni archivo
donde me pongan completo,
y cuando me doy inquieto
del corazón a las manos,
se asustan de los gusanos
que alumbran el esqueleto.

Hay que saber encontrar
cosas nuevas en la vida
sin esa frase manida
que nos afea el hablar.
Hay que saber trabajar
con los filos y las rosas,
y andando por las hermosas
avenidas del saber,
el poeta debe ser
un descubridor de cosas.

La décima sobre el cuello
lleva bufandas de flores
porque en todos los colores
está su rítmico sello.
Su cuerpo adicto a lo bello
anda todos los rosales,
y cuando por los panales
camina con las abejas
le cuelgan de las orejas
aretes gramaticales.

El problema no es subir
hasta el último escalón,
arriba es donde el punzón
del vértigo puede herir.
Cualquiera por presumir
puede a una escala prenderse,
por los peldaños moverse
pero ahí la cosa estriba,
lo difícil es arriba
de la escala mantenerse.

Yo estoy tan acostumbrado
a la guerra de la vida
que ni el salitre me oxida
la espada con que he luchado.
Los años me han enseñado
que el hombre que es guerrillero,
del corazón del acero
crece al bélico fragor,
y antes de perder su honor
pierde la vida primero.

Para que el verso no muera
hay que convertirlo en flor
Y perfume en el mejor
tallo de la primavera.
Hay que buscar la manera
que no deje de subir,
pero para conseguir
que no muera de reproches,
hay que pasar muchas noches
sobre un libro, sin dormir.

Gracias Chanchito, por tanta entrega, fidelidad y calidad en tus versos.
Andrés Hernández Rivero
Ariveronet.cu
Foto: Cortesía de la familia